jueves, 19 de enero de 2012

Vacunas

Hace un par de meses que vacunamos a nuestra Pirañita de la triplevírica, que inmuniza, entre otras, de la varicela. El motivo fue el cambio de calendario por el crecimiento de brotes de una enfermedad que, a priori, podría estar erradicada, pero no lo está. 

Llevo unos días leyendo noticias al respecto. El número de brotes creció en 2010 y aún más en 2011. 

¿El motivo? 

Estupidez, "modernismo", "naturalismo", homeopatía... Ponle el nombre que quieras. El caso es que hay papás que se dejan engatusar por las "nuevas tendencias", que dicen que vacunar a tus hijos es malo, porque... ¿Puede prevenir que contraigan una enfermedad grave? ¿Una enfermedad que puede ser mortal? ¿Prevenir el rebrote de patologías que parecían erradicadas? No, porque no van a meter "química" en sus hijos, por los terribles efectos secundarios de las vacunas y por un sinfín de razones más, que ponen en peligro la salud de sus hijos y de otras personas. 

Me parece mal que pongan en riesgo la salud de sus hijos, pero me parece aún peor que pongan en riesgo la salud de los hijos de los demás. Los colectivos más vulnerables son los niños a los que aún no les ha tocado vacunarse, porque se espera a que el sistema inmune del niño esté en condiciones óptimas para evitar esos "terribles" efectos secundarios, así como para que las vacunas se inoculen de forma secuenciada, pues no es bueno ponerse todas las vacunas del mundo el mismo día. Además, están las personas que no se vacunaron en su día (adultos ya), porque en su calendario de vacunación de época no se contemplaba. 

Entiendo que es una cuestión ideológica y que cada uno educa a sus hijos como cree mejor, pero cuando la salud del menor o la de los que le rodean está en riesgo, creo que igual las administraciones deberían tener algo que decir, como restringir el acceso a ciertos servicios, como la escuela, a aquellos niños que no estén al día del calendario de vacunación. Si sus padres son tan "alternativos", que sean homeschoolers o que los matriculen en escuelas con ideario propio que incluya esos planteamientos "naturalistas", para que las epidemias queden reducidas a aquellos que deciden que la prevención de enfermedades no va con ellos. 

lunes, 2 de enero de 2012

Excesos navideños

Un año más disfrutamos de las fiestas navideñas. La reuniones familiares se suman a los excesos, tanto gastronómicos como materiales.

Pirañita está pasando unas fiestas un poco irregulares.

Por un lado, estrenamos nuestra llegada a la tierra de sus abuelos (la misma tarde de Nochebuena) con su primera visita a urgencias, pues tenía una fiebre que no bajaba ni a tiros. A partir de ahí, mamá se puso en plan "intolerante" con todos los acontecimientos familiares y decidió recluir a la pequeñaja a dependencias en las que no tuviera que ir de brazo en brazo a través de circuitos de una veintena de afectusos familiares. No sentó muy bien, en general, pero me da igual. Una niña con fiebre y malita no debería estar expuesta a tanta excitación y tanto lío.

Mala llegó, mala volvió. Y mamá también, pues la había contagiado.

Fuimos duda para Nochevieja en casa de mis padres hasta el último día, porque con la niña enferma ya no iba a ningún sitio más. Finalmente, pudimos asistir, aunque la peque se fue a la cama antes de empezar el lío y mamá tuvo que ausentarse a mitad de la cena, porque Pirañita se había despertado un tanto desorientada en casa ajena.

En cualquier caso, nuestra peque ha hecho varios descubrimientos estas fiestas. Los más destacables han sido las galletas de chocolate y el turrón. En general, el chocolate le encanta, pero tampoco desprecia turrones blandos, de yema, mazapanes...

Por otro lado, nosotros hemos descubierto (aunque algo nos esperábamos) el terrible efecto familia-regalos. Sólo de la familia de mi marido, la peque ha recibido una docena de juguetes, ropa, varias películas... Vamos, un auténtico exceso. ¡Y aún queda la mía!

Nosotros decidimos hacer algo simbólico en Reyes y, a nuestro pesar, ya sobra, a la luz de los hechos.

El año que viene, creo que también tendré que volverme "intolerante" con el tema de los regalos.

Al final, toda la familia me odiará, pero no quiero que mis hijas no valoren nada, porque, no es que tengan de todo, es que, encima, lo tienen repe...

¡Feliz Navidad, próspero 2012 y que os traigan muchas cosas (o igual no tantas) los Reyes Magos!