El otro día, Pirañita quiso bajar al trastero conmigo. Allí, encontró unas bolsas de pelotas que había bajado hace unos meses cuando nos mudamos. Pactamos que subiría sólo una bolsa (originalmente había 150 pelotas y ahora no sé cuántas habrá).
Llegadas a casa, empezó a sacarlas, sin saber muy bien qué hacer a continuación.
Para controlar un poco el desorden, le di un cubo, y así empezó a mover pelotas al cubo. Entonces, su hermana quiso jugar también y saqué otro cubo.
Pirañita decidió que necesitaba más recipientes y montó algunas cajas plegables que tenemos en el armario de material.
Al final, lo pasaron bien y mantuvieron un nivel de orden más que aceptable. Win. Win.
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