domingo, 21 de julio de 2013

Juego libre

Muchas mamás disfrutamos de pasar tiempo con nuestros hijos y nos gusta buscar actividades divertidas y educativas a partes iguales. Leemos libros, blogs, webs especializadas, rebuscamos en pinterest... Siempre con los ojos abiertos para encontrar nuevas cosas que ofrecer a los peques.

Tenemos el armario de material de manualidades, la estantería de los puzzles, libros para ellos en todas las habitaciones de la casa... Incluso nos quitamos tiempo de sueño para preparar material educativo específico para los gustos de nuestros hijos.

Si pasamos mucho tiempo con los peques, es estupendo poder ofrecerles muchas actividades y, sobre todo, compartirlas con ellos.

Sin embargo, no debemos olvidar la importancia del juego libre y espontáneo. Ése, y no nuestras preciosas actividades, debería ser el protagonista de la vida de nuestros hijos. Y, de hecho, es el juego más educativo de todos, y el que mejor se adapta a su personalidad y sus gustos.

Veo muchas familias en las que existe un altísimo compromiso con la educación de sus hijos. Quieren lo mejor para ellos y se quitan de lo que sea para darles la mejor formación: Buen colegio, escuela deportiva, instrumento musical, clases de arte, natación, danza, método para las matemáticas... ¡Y que no falten los idiomas! Inglés, por supuesto, y chino, que está de moda.

Y los niños y los padres agotados, claro. Traje de judo, tutú, conduce hasta la casa de la cultura, las pistas de tenis, llévalos a la academia, ahora le toca piscina a uno y cocina al otro... Una locura.

Entre tanta historia y los deberes, hay muchos niños que no salen al parque entre semana y que, de hecho, no tienen tiempo ni para tirarse un rato en el suelo de su cuarto a jugar, colorear o lo que les apetezca.

Vivimos en una sociedad muy competitiva y queremos que nuestros hijos tengan todas las ventajas posibles. Y, sin embargo, a veces parece que su futuro es tan importante que no tenemos tiempo de pensar en el valor de su presente.

Los niños necesitan jugar, explorar, descubrir, repetir, imitar, crear... y también relajarse.

En el juego libre, los niños dejan volar su imaginación, sin límites de contenido o de materiales. Rebuscan lo que necesitan para crear su mundo de fantasía. De pronto los encontramos tirados en el suelo y con la luz apagada porque "están durmiendo", o han vaciado el armario de las ollas para hacer tarta de manzana.

Si les dejamos, toda la casa se convierte en su cuarto de juegos y todos los objetos en sus juguetes. Cada familia elige dónde poner los límites a tanta imaginación y tanta conquista de espacios y materiales.

Y, si les dejamos, si les observamos, si participamos en sus juegos, en las actividades que ellos crean, descubrimos la de cosas que están aprendiendo con ellas, el altísimo valor educativo de lo que hacen y, en ocasiones, cómo también están aprendiendo e imitando comportamientos que no nos gustan. ¡Qué importante es el ejmplo!

Si nuestros niños ya están cargados de actividades, igual llegar a casa a hacer más tareas dirigidas no es necesario y, quizá, ni siquiera bueno. Un paseo por el parque, jugar en los columpios o estar en casa a su aire puede ser mejor para ellos.

Entonces, ¿no hay sitio para que las familias con poco tiempo ofrezcan actividades educativas a sus hijos?

¡Claro que sí! Siempre es bueno tener una actividad en la recámara para un día de lluvia, un fin se semana largo, un día en el los peques están especialmente revoltosos o algún momento en el que vemos que nos buscan para que hagamos algo con ellos.

Pero tener poco tiempo con los peques no significa que tengamos que llenar ese tiempo de cosas.

Paraos un momento a pensar, a mirar a vuestros hijos, a calcular el tiempo que tienen para jugar a su aire y valorad qué parte de ese tiempo podéis "robarles" con actividades y cuánto debéis reservar como algo casi sagrado para que ellos jueguen de forma libre.

Educar es guiar, pero más aún acompañar.

Siéntate, observa, participa, disfruta y aprende.

4 comentarios:

  1. En una ocasión escuche o leí, ahora no recuerdo, que los niños necesitan tiempo para aburrirse porque es en ese momento cuando sacan a relucir su ingenio y su imaginación.
    Muy de acuerdo a lo que has expuesto.
    Me da un poco de miedo ahora que mayor empieza primaria y los deberes diarios...

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  2. ¡Puf! Para mí el tema de los deberes es tocar hueso. Yo prácticamente los prohibiría. ¡Se abusa tanto de ellos...! ¡Y roban tanto tiempo a los niños...!

    No niego que haya niños que puedan necesitar un refuerzo fuera del aula, pero lo normal sería que la jornada escolar terminara al sonar la campana. A mí no me gusta llevarme trabajo a casa después de un duro día de trabajo. ¿Y a vosotros?

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  3. Estoy de acuerdo con todo lo que expones... los niños son ante todo niños, y necesitan jugar en plena libertad... Creo que es importante conjugar muy bien el tiempo de actividades y propuestas con ratos de ocio de verdad...

    Besos!

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    1. El problema es que casi todos estamos de acuerdo en esto, pero muchos papás, sobre todo cuando los niños están ya en edad escolar, no reservan tiempo a diario para el juego libre de sus hijos, o lo sustituyen por televisiOn y videojuegos (tema que daría para muchas entradas.

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