sábado, 29 de diciembre de 2012

Seguridad en internet I: Los predadores

Estos días estamos viendo los tristes resultados de una desafortunada relación a través de internet. Me refiero a la niña de Almería, cuya historia ha tenido tan trágico desenlace.

Para los que no sepáis de qué hablo, hace unos días, una mujer almeriense "desvirtualizó" a un hombre con quien tenía una relación a través de internet. Unos días después, mientras viajaban en el coche del sujeto por una zona rural, pidió a la mujer que bajara a empujar el coche, que parecía tener algún problema. Aprovechando la situación, puso en marcha el vehículo, llevándose con él a la hija de 15 meses de la mujer. Como ésta estaba en medio de ninguna parte, tardó media hora en poder denunciar al secuestrador que, días después, fue localizado y, en el interrogatorio, confesó el asesinato de la pequeña.

Ante algo así, a todas las personas con algo de humanidad se nos revuelve el estómago y a algunas, como a mí, nos gustaría encontrar un porqué a algo que choca frontalmente con lo que nuestra razón puede procesar.

En cualquier caso, este suceso me ha dado pie a empezar esta serie de entradas en las que quiero hablaros sobre la seguridad de nuestros hijos en internet y, para ello, empezaremos hablando de los predadores.

Los predadores son personas que quieren hacer daño a otras personas, a través de agresiones físicas (entre las que podemos incluir las sexuales), psicológicas o ambas.

Los predadores no son algo propio de internet, siempre han existido y viven entre nosotros. Algunos son fácilmente identificables y eso hace que sean menos peligrosos, porque nos permite evitarlos. Los más peligrosos son los que son sibilinos, a los que no se ve venir; y en eso internet juega a su favor.

¿No os ha pasado alguna vez que alguien os da como mala espina y no sabéis la razón?

Pues haced caso a esa sensación, porque la razón y el instinto no van de la mano. La razón os tranquilizará, encontrará motivos para quitarle importancia y "acallará" esa sensación tan molesta, que no es otra cosa que vuestro instinto adviriéndoos sobre ese sujeto al que debéis tener vigilado o, mejor aún, bien lejos.

A nivel de seguridad, el instinto "lee" a la gente mejor que la razón. Escuchadlo y podéis evitaros más de un disgusto.

Pero el instinto no está entrenado para internet. El olor, las inflexiones de la voz, el gesto corporal... Las señales que el instinto lee tan bien,  quedan fuera de juego en un foro, un chat, un blog...

Y los predadores listos lo saben. No sólo lo saben, lo explotan hasta sus últimas consecuencias.

Pero hay más. Internet no sólo sirve a los lobos para disfrazarse de perros pastores, también les ayuda a localizar al rebaño y, dentro de él, a las ovejas más suculentas y accesibles. Y, por si esto no fuera suficiente, también es el entorno perfecto para atraer a sus presas.

Un predador que quiera hacernos daño nos encontrará buscando personas con nuestro perfil en internet: Mujeres de ciertas caractesísticas o intereses, madres solas con niños de determinada edad a su cargo, niños que vivan en cierta zona cuyos padres hayan dejado en intenet toda la información necesaria para ganárselos, adolescentes dispuestos a relacionarse con personas mayores a espaldas de sus padres...

Una vez localizada la presa, buscarán el modo de acercarse a ella. Una búsqueda relativamente sencilla en internet les ayudará a saber qué le gusta, qué le disgusta... y a elaborar su plan de aproximación.

Comentar en su blog, en un foro, añadirle en las redes sociales, chatear... Cada vez, su comunicación será más frecuente, más personal, hasta tener la confianza de su presa, momento en el que querrá dar un paso más y conocerse en persona.

Si todo ha salido según el plan, su víctima confiará en él y, sin saberlo, se meterá en la boca del lobo, poniéndose en posición de ser victimizada.

Estos son los predadores de los que debemos aprender a defendernos en la red.

En entradas venideras, hablaremos del modo de evitar ponernos a merced de estos sujetos. De momento, algunos consejos básicos:
- No des información privada tuya o de tus hijos en espacios públicos de internet.
- Evita compartir tus datos de contacto en espacios públicos.
- Utiliza pseudónimos en los espacios públicos de internet y no los asocies con tus datos reales.
- No desvirtualices a nadie en privado jamás, utiliza quedadas en grupo en lugares públicos y no des demasiados datos hasta que esa persona haya sufrido un proceso de conocimiento equivalente al que requeriría un desconocido que te presentan en un bar.
- Si, al desvirtualizar a alguien, te da mala espina, no te cortes y pon tierra de por medio. Y, sobre todo, no intentes quitarle importancia.
- No dejes que el otro marque el ritmo al que avanza la relación. Si no te sientes cómodo o la cosa va muy rápido, echa el freno. Si notas presiones o prisas por parte del otro, marca límites o rompe la relación. Mejor perder un potencial amigo pesado por internet que meter en tu vida a una persona que, como mínimo, no respeta tus tiempos.
- Mete a la gente en tu vida (y la de tus hijos) muy despacio y sácala muy rápido.

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