jueves, 5 de julio de 2012

Cada una llora cuando le toca

Ésa es la norma en mi casa.

Con dos bebés de distintas edades (19 y 4 meses), tengo ahogos y lágrimas en todas las combinaciones posibles. Y, claro, cuando hay dos adultos a mano, uno para cada niña; pero, cuando hay sólo uno...

Al final, hay que priorizar. El problema es que no siempre nos rige el mismo criterio.

A veces es por la urgencia del llanto (un golpe contra una esquina), otras por la intensidad (teeeeengo haaaaaambreeeeeeeeee), por orden de aparición (cuando termine con tu hermana, me ocupo de ti)... Y no siempre es fácil determinar quién te necesita más.

Para mí es, de lejos, lo más duro de tener dos.

Que la casa está echa un asco, no mires. Que aún no has tenido tiempo de vestirte, pijamita de andar por casa. Que ya no da tiempo a ir a la compra, hoy tiramos con lo que haya y mañana Dios dirá.

Pero, cuando una de las dos llora (o las dos), no puedes mirar para otro lado, dejarlo estar o trasladar el problema a "la mamá del futuro". Un bebé llorando necesita algo y, como sólo conocen el presente, promesas a futuro (aunque sea un futuro próximo) no valen.

Eso sí, cuando llevas un día de esos de aúpa, con una que está incómoda, la otra que lleva una mañana de golpes, que no quiero comer, que quiero ir a la calle, no me pongas la camiseta, tengo pis..., te preguntas: ¿Y cuándo me toca a mí?

No hay comentarios:

Publicar un comentario