martes, 15 de mayo de 2012

Y se quejan de los perros II: El aumento de las madres cochinas

Siempre lo he tenido claro: Con niños pequeños (sin pañales) y sin váter a la vista, una madre ha de improvisar.

El niño viene a pedir pis y no hay tiempo que perder porque, en realidad, o buscas rápido una alternativa, o será ahí mismo, y el arenero del parque está prohibido a los perros por una razón.

En mi infancia aprendí que hay dos lugares "menos-malos" para "desaguar", una alcantarilla (¿o no iba a acabar en las cloacas de todas formas?) o al abrigo de unos arbustos (tampoco hay que despreciar la intimidad cuando procede).

Siempre di esto por supuesto y universal, pero estaba equivocada.

¿Cómo miraría al dueño de un perro que meara al pie de una fuente de agua potable?

Eso pensaba.

Pues imagine mi cara ayer al ver a unos niños de 3-5 años meando justo debajo del caño bajo la aprobadora supervisión de sus progenitores.

Exacto. Un poema.

Eso aún no se lo he visto hacer al perro del más guarro de los dueños.

¿Qué será lo próximo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario