viernes, 24 de junio de 2011

Estimulación: ¿sí o no?


Stimulation Babyphoto © 2008 Arild Langtind | more info (via: Wylio)

En el blog de Me gusta ser mamá hay una entrada en la que Mamareciente pregunta sobre el Método Kumon. A partir de ahí, algunas hemos hablado de algunos métodos de estimulación y otras han decidido criticarlos, incluso jactándose de no conocerlos. Cada familia intenta dar a sus hijos lo que cree que es mejor y, si esa es la medida, las distintas opciones son igualmente respetables. Sin embargo, creo que no está de más hablar de ello y por eso os voy a contar un poco lo que hago y por qué.

Yo estimulo a mi bebé. No sé si lo hago mucho o poco, sólo que lo hago más que unas mamás y menos que otras. En realidad, todos estimulamos a nuestros bebés. ¡Pobres de ellos si no fuera así! Recuerdo un estudio del que nos hablaron en la carrera en la que dos psiquiatras habían tenido un hijo y lo habían metido una burbuja para ver qué pasaba. El niño acabó con retraso mental, motor, autismo... Ni que decir tiene que les quitaron la custodia y, si el mundo es justo, les mandarían a la cárcel. Pero demostraron algo importante: Un niño que no recibe estímulos, no se desarrolla.

Por tanto, la pregunta no es si estimular o no al niño, sino cómo, cuándo, cuánto...

adventures in babysittingphoto © 2007 Jodie Wilson | more info (via: Wylio)

Hay familias que deciden no hacer una estimulación sistemática a sus hijos, porque piensan que no merece la pena el esfuerzo, que no va a tener efecto, que es algo así como medio maltratar a sus hijos... Otras familias hacen planes de estimulación supersistemáticos e hiperambiciosos para convertir a sus hijos en los genios del S. XXI.

Yo no quiero dejar el desarrollo de mi hija al azar. No quiero que le falte estimulación en ningún área porque no me he puesto a ello. Creo que sería un error por mi parte pensar que, por casualidad, voy a responder a todas las necesidades estimulativas de mi hija con suficiente intensidad y frecuencia sin pensar en ello. Quiero hablarle lo suficiente, repetirle el nombre de las cosas lo suficiente, dejarle moverse lo suficiente...

Lo suficiente, ¿para qué? Pues para que sea todo lo que pueda y quiera ser.

She sits!photo © 2010 Sonya Green | more info (via: Wylio)

Tal y como yo lo veo, nuestra obligación como padres para con Pirañita es dejar que lo explore todo, que lo conozca todo y que sobreviva al proceso. Nada de palabras ñoñas, nada de tonterías, hechos y verdades. Le costará lo mismo aprender cualquier tontería que algo útil. Prefiero que sea lo segundo que lo primero.

Y, ¿cómo aprenden los niños? Repitiendo, repitiendo, repitiendo... Pero no como imposición o castigo, sino como parte de nuestra rutina de juegos. Podemos darle la oportunidad de no aprender nada, encerrándola en un corralito todo el día con cuatro juguetes que tiene más que vistos, o podemos enseñarle cosas nuevas y emocionantes mientras nos movemos por toda la casa (aunque nos arriesguemos a llevarnos más coscorrones y los papás tengamos que estar más pendientes). Así es como lo vemos y, por eso, tenemos un plan de actividades con la peque, que incluyen tenerla en el suelo todo el tiempo que estamos en casa y no está durmiendo.

Y no, no vamos a "sobreestimularla". Cuando se cansa o no le apetece, pasa; y tú ya puedes hacer lo que quieras, que ella ha visto una mota de polvo más interesante que tú y no hay nada que puedas hacer para evitarlo. ¡Qué listos son los bebés! Y, ¿para qué vas a luchar contra los imponderables? Si no le apetece, ya le apetecerá en otro momento (o no, ya se verá).

Baby Flash Cardsphoto © 2007 caroline tran | more info (via: Wylio)

Mi hija no necesita que la convierta en un genio, porque ya lo es. Y la hija de la vecina del tercero. Y ese niño que me crucé esta mañana por la calle. Y ese bebé con Síndrome de Down, ése también es un genio. Todos los niños lo son. Son genios del aprendizaje. El más torpe puede aprender cualquier cosa más rápido y mejor que yo, que tú, que tu jefe y que aquel tipo tan inteligente que hizo contigo la carrera. Sabios no, porque eso lo da la experiencia, pero inteligentes... Más que nadie que conozcas.

Y, por cierto, les encanta. Les encanta aprender. Lo quieren aprender todo y, al igual que nosotros, lo quieren ya. La diferencia es que a ellos no les detiene fallar, caerse, pronunciar mal, tener que repetir lo mismo una y otra vez hasta que salga... Ni siquiera les detiene su propia integridad física. Todo vale. ¿Qué textura tendrá eso? ¿A qué sabrá? ¿Cómo huele? ¿Suena si lo muevo o lo golpeo? ¿Podré ver lo que tiene dentro? Y les da lo mismo que sea un juguete, una cuchara o un enchufe.

La verdad es que ella se apunta a todo, el límite es lo que nosotros podemos aguantar, tanto física, como mentalmente. Al fin y al cabo, ella es un genio y nosotros sólo sus padres.

uriphoto © 2003 ella | more info (via: Wylio)

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